Pongamos las cartas sobre la mesa desde el principio y vayamos con la sinceridad por delante: nunca he sido un seguidor acérrimo de la saga creada por George Lucas hace ya cuarenta años (¡Dios, cuarenta años!, ¡cómo pasa el tiempo!). De hecho, la trilogía original la vi cuando se reestrenó, a finales de los noventa, meses antes de que llegara la fallida segunda tanda de tres (el recuerdo del insufrible Jar Jar Binks sigue presente dieciocho años después). Ni siquiera en VHS (nota para las nuevas generaciones: antes del DVD había otros medios más arcaicos de ver las películas). Pero tampoco he sido nunca un detractor de toda la historia.
Por lo tanto, ante cada nueva entrega de la saga (y esta es ya la octava) me presento sin ningún prejuicio, sin ninguna idea previa. Y en esta Los últimos Jedi ha sido toda una sorpresa. Muchos de los más acérrimos fans del universo Star Wars se han levantado en armas, por el (evidente) cambio en el tono, en las formas, que Rian Johnson le ha otorgado.
Y es que aquí, a pesar de mantener la épica, hay también mucho más humor, incluso en los momentos más inverosímiles. Todo ello hace que, al ‘romper’ con el estilo de todas las anteriores entregas, estemos ante la más fresca, la más alegre de todas las películas de la serie, lo cual revive y da aire a una trama que corría serio peligro de morir sepultada por sí misma.
Estados Unidos, 2017 (152′)
Título original: Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi.
Escrita y dirigida: Rian Johnson, basada en los personajes creados por George Lucas.
Producción: Ram Bergman, Kathleen Kenedy.
Fotografía: Steve Yedlin.
Música: John Williams.
Montaje: Bob Ducsay.
Intérpretes: Daisy Ridley (Rey), John Boyega (Finn), Adam Driver (Kylo Ren), Oscar Isaac (Poe Dameron), Mark Hamill (Luke Skywalker / Dobbu Scay), Carrie Fisher (Leia Organa), Domhnall Gleeson (General Hux), Benicio del Toro (DJ), Laura Dern (Vice Almirante Holdo), Gwendoline Christie (Capitán Phasma), Kelly Marie Tran (Rose Tico), Lupita Nyong’o (Maz Kanata), Anthony Daniels (C3PO), Andy Serkis (Snoke).
La Primera Orden que dirige con mano de hierro el oscuro Snoke está más fuerte que nunca y tiene contra las cuerdas a los rebeldes de la Resistencia liderada por la General Leia Organa. El piloto Poe Dameron pretende destruir un acorazado de la Primera Orden en una arriesgada misión, mientras la joven Rey, que trata de descubrir la verdad de la fuerza que siente en su interior, intenta captar al mítico Luke Skywalker para la causa.
Lo que ha hecho Rian Johnson aquí, como decimos, es insuflar aire, dar frescura a una historia que estaba casi agotada y rompe ciertos esquemas, y quizás (tras)toca temas tabú para los muy fans. Dota a la trama de un poderoso sentido del humor, con numerosos momentos que provocan (conscientemente) la carcajada; la Fuerza adquiere más importancia que nunca (hasta ahora servía casi como excusa para mover la historia y a los personajes, pero como concepto, apenas tenía la repercusión que toma aquí para los dos personajes principales: Rey y Kylo (magníficos Daisy Ridley y Adam Driver).
Muy disfrutable, muy divertida, muy interesante, la octava entrega cierra líneas argumentales (algunas de trascendencia) y abre otras que quizás sean explotadas en la nueva trilogía (la cuarta) que ya se prepara. Ni siquiera la aparición de esos personajes de peluche (los porg), que podrían haber tenido una magnitud temible, se agradece en determinados momentos.