Desde la Asociación feminista Hypatia, un año más, queremos mostrar nuestra más rotunda repulsa contra todas las formas de violencia hacia las mujeres.
Queremos volver a denunciar que la prostitución, la trata y el tráfico de personas con fines de explotación sexual son, también, violencia de género.
Una forma de violencia que se ceba con las mujeres y las niñas más desprotegidas, más olvidadas.
Es la esclavitud del s. XXI. La esclavitud que se ha perpetuado con el paso del tiempo.
Una sociedad que se precie de ser moderna, tolerante y abierta no puede dar la espalda a este problema. No puede girar la cara hacia otro lado.
Una sociedad valiente tiene que afrontar que en sus calles, en sus municipios, se está prostituyendo a mujeres y niñas, a las más vulnerables, a las más pobres, a las más débiles…
Una sociedad que se enorgullece de tener la legislación más avanzada en materia de igualdad tiene que saber decir NO alto y claro.
No a los proxenetas.
No a los traficantes.
No a los clientes.
Porque sin clientes no hay prostitución, sin prostitución no hay trata.
Tenemos que hacer un esfuerzo muy importante en seguir informando, en seguir denunciando.
Tenemos que ser capaces de ofrecer los datos reales, de combatir los mitos y las mentiras que siguen circulando sobre la prostitución.
Tenemos que desenmascarar a los cómplices que públicamente siguen sembrando dudas sobre la cruda realidad que se esconde detrás de un negocio que trafica con las mujeres como mercancía.
Tenemos que levantar nuestra voz para decir que sin igualdad no hay libertad.
Y que detrás de cada mujer y niña que está siendo prostituida no hay un ápice de libertad.
¿Alguien se cree todavía que hay igualdad de condiciones entre el cliente que paga y la mujer prostituida que sobrevive?
Esto no es una cuestión individual y de libertad de elección.
La trata y la prostitución definen un modelo de sociedad que nos sigue diciendo quien tiene el poder sobre nosotras, sobre nuestros cuerpos, nuestra dignidad, nuestra seguridad.
Una vez más, son las reglas del patriarcado.
La prostitución influye en la relación entre mujeres y varones y es por ello que debe abordarse desde el ámbito de lo público y son, el conjunto de poderes, los que deben comprometerse en la lucha para erradicarla.
Exigimos, por tanto, respuestas globales, coordinadas y efectivas de quienes tienen la responsabilidad de gestionar nuestras normas de convivencia.
Exigimos una ley con un posicionamiento abolicionista, que persiga a clientes y proxenetas y proteja a las mujeres a salir de esa esclavitud mediante planes integrales.
Pedimos la coordinación del conjunto de administraciones públicas para un abordaje global de un problema que debe ser trabajado desde todos los ámbitos.
Y hoy, una vez más, mostramos nuestra colaboración como movimiento asociativo a nuestro municipio para combatir esta lacra que afecta a nuestra sociedad.
Que no cuenten con nuestro silencio, no seremos sus cómplices.
Porque no hay “derecho” ni “deseo” que justifique la compra del cuerpo de ninguna mujer.
