Comentario al político Albert Rivera

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La razón me obliga a liberarme de una causa, que sin ser afectado me soporta inquietud.

Me explico, el señor Ribera en su comparecencia ante la sociedad se presentó al descubierto, es decir, con el uniforme prestado del primer hombre del Mundo Adán; el anuncio del desnudo al comienzo de su carrera política sin maldad de escándalo, “así lo entendí yo” conquistó a muchos seguidores, en particular a mujeres amigas del buen turrón.

Me considero ciudadano apolítico, soy octogenario avanzado, español, andaluz, granadino, nazareno, sevillano, de todo un poco; estos términos influyen para manifestar lo que pienso. La mayoría de las personas, obligadamente estamos al tanto del acontecer diario, dichos y hechos de las personas que nos gobiernan, que algunos de estos caporales, olvidándose de la atención y cuido del rebaño al que se deben, libremente campan a sus anchas sin control alguno; si algún compañero le sirve de estorbo en sus quehaceres, utilizan los medios y triquiñuelas que tengan a su alcance para neutralizar poderes.

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Con el afán que demostraba tener Albert Ribera, Presidente de Ciudadanos por llegar a lo alto de la cima nacional, poner las cosas en su sitio y llamarlas como son; no sé los motivos que le han llevado a dimitir repentinamente, seguro que el rotundo descalabro en las pasadas elecciones ha forzado el desencanto, su razón tendrá. Dimisión que me llena de alegría, no por ser de signo contrario y arrebañar votos para mi opción política, (anteriormente queda dicho que soy apolítico), si no porque este camino le llevará a ofrecerles a sus padres los mejores regalos navideños de toda su vida. La ausencia de la política y un nuevo nieto. Qué contenta se pondrá la madre cuando vea a su hijo caminar por la calle libremente, sin escolta ni cuido, con el jersey de cuello vuelto, que parece estar hecho a medida, haciéndole frente a la inclemencia del tiempo, no a las inclemencias políticas.

Cada vez que había alborotos en Cataluña, yo sufría más por los padres que por el hijo, él era su oficio y afición y tenía que defenderse de las atrocidades políticas, ellos no tenían culpa de nada y según comentarios han estado asustados viviendo un continuo martirio. Por mi tierra, conociendo los parentescos se dice, de tal palo tal astilla, en este caso al conocer solo a la astilla invierto los términos, y digo, de tal astilla, tal palo. Saludos progenitores.

Salvado este escollo, clavo mi pensamiento en Inés Arrimadas, compañera política, que según méritos alcanzados parece estar hecha de la misma pasta, por lo tanto le pertenece el mismo cariño y mimo, su constante sufrimiento aunque ella no lo demuestre, es compartido por gran parte de la sociedad.

Desde esta ventana a esta pareja les digo, que sin mediar entre las partes amistad ni contacto alguno, todos estamos complacidos de vuestra honestidad, vuestro talante y comportamiento invitan a la concordia, dándonos con vuestro proceder a todos, una lección de civismo.

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