Drama y comedia de la guerra

NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA.

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Sentimientos encontrados es lo que siente ante la mejor obra del actor Albert Dupontel como director. Su irregular obra (hasta ahora, al menos) tras las cámaras alcanza aquí su punto culminante, con la adaptación de la novela de claro cariz antibelicista de Pierre Lemaitre, que recibió (entre otros muchos premios) el prestigioso Goncourt en el 2013.

Y es que, a pesar de su fastuosidad, de su potente apartado visual, de su temática más que interesante, de los cinco premios César que se llevó la cinta (entre ellos los de guion adaptado y dirección)… el espectador no termina de conectar con la película del todo.

Con la Primera Guerra Mundial dando sus últimos estertores, y los ejércitos francés y alemán en un tenso alto el fuego a la espera de la paz, un teniente perverso ordena una misión de reconocimiento a plena luz del día, lo que provoca un bombardeo en el que muchos mueren, y Edouard salva a Albert poco antes de que un obús le desfigure terriblemente. Tras la dura recuperación, en la que Albert (bastante mayor que su amigo) no se separa de Edouard, ambos tratan de sobrevivir en la difícil postguerra, hasta que el joven (artista del dibujo, bohemio, enfadado con el mundo) idea una estafa para vender (sin llegarlos a hacer después) monumentos conmemorativos a los muertos en la batalla.

Francia-Canadá, 2017 (117′)
Título original: Au revoir là-haut.
Escrita y dirigida: Albert Dupontel, basado en el libro de Pierre Lemaitre.
Producción: Catherine Bozorgan.
Fotografía: Vincent Mathiash.
Música: Christophe Julien.
Montaje: Christophe Pinel.
Intérpretes: Nahuel Pérez Biscayart (Edouard Péricourt), Albert Dupontel (Albert Maillard), Laurent Lafitte (Henri d’Aulnay-Pradelle), Niels Arestrup (Marcel Péricourt), Émilie Dequenne (Madeleine Péricourt), Mélanie Thierry (Pauline), Héloïse Balster (Louise), Philippe Uchan (Labourdin).

La idea (presenta tanto en la novela como en la película) de esta ‘fábula’ antibelicista es la de criticar el sinsentido de la guerra y la corrupción del poder, encantados de gastarse el dinero en homenajear a los caídos mientras olvidan a los supervivientes, que malviven sin ayuda alguna. Como idea es magnífica. Pero a la hora de trasladarla a la pantalla, el acierto sólo alcanza a algunas elecciones de los recursos a utilizar.

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La película tiene momentos de brillantez visual, con dos puntos fundamentales en este aspecto: los muchos planos secuencia, algunos casi perfectos (aunque, a veces, Dupontel se excede en su uso) y las (muy numerosas) máscaras que usa el protagonista. Hay toques de humor (surrealista y bizarro en varios momentos) que aligeran la trama (cuando, a veces, lo que se necesita es lo contrario). Interesa el juego entre fantasía y realidad (conocemos toda la historia, toda la película, porque Albert, que ha sido detenido en el primer minuto de la cinta, se la cuenta al inspector de policía, y algunos momentos son tan delirantes, pero encajan tan bien en el cuento, que no pueden ser más que invención del narrador).

Sin embargo, más allá de la historia de corrupción y venganza, Dupontel se pierde en una maraña de tramas (algunas muy leves y hasta innecesarias) que se enredan, haciendo que se pierda el hilo principal y que el poderío visual se desdibuje. Y luego están algunos personajes, como el malo de la función, que resulta poco (o nada) creíble, casi un chiste sin gracia, un fantoche sin sustancia (a pesar del poder que tiene, como origen de todo).

Comedia negra, drama barroco, historia de unos pícaros que buscan su venganza, con un lucimiento técnico fantástico, pero que no, que no llega del todo. Por su sobrecarga, por su exceso de historias, por lo que no encaja. Por lo que sea.
Más críticas en: happyphantomblog.wordpress.com.

Película Nos vemos allá arriba

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