Guionista, productor y director italiano, Luca Guadagnino es más autor de cortometrajes y documentales que de largometrajes. De estos últimos, el que más conocemos por estos lares es Melissa P., basado en el (muy) polémico libro Los cien golpes, historia autobiográfica en el que una adolescente Melissa Panarello (el libro se publicó ocultando el apellido de la autora tras su inicial, por aquello de que era menor de edad) narraba su despertar sexual con numerosos y variados encuentros íntimos, que protagonizó la española María Valverde, que entonces era también una adolescente que tuvo que esperar a cumplir los dieciocho (a mitad de rodaje) para rodar las numerosas escenas de desnudos.
Italia-Francia-Brasil-Estados Unidos, 2017 (122′)
Dirección: Luca Guadagnino.
Producción: Emilie Georges, Luca Guadagnino, James Ivory, Marco Morabito, Howard Rosenman, Peter Spears, Rodrigo Teixeira.
Guión: James Ivory, basado en la novela de André Aciman.
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom.
Música: Sufjan Stevens.
Montaje: Walter Fasano
Intérpretes: Armie Hammer (Oliver), Tomothée Chalamet (Elio), Michael Stuhlbarg (Sr. Perlman), Amira Casar (Annella), Esther Garrel (Marzia), Victoire du Bois (Chiara), Vanda Capriolo (Mafalda), Antonio Rimoldi (Anchiese).
Basada en una novela de André Aciman, y con un guión de un clásico como James Ivory (que iba a ser el director en un principio), es la historia de amor entre un adolescente que pasa el verano holgazaneando en la casa de campo de sus padres al norte de Italia, y el nuevo ayudante de su padre, un recién licenciado americano que llega a la villa para colaborar en una investigación arqueológica. Ambos comparten una herencia judía, aunque no ejercen como tales todo el tiempo, y una amplia cultura musical y literaria. A pesar de cierta frialdad y distanciamiento al principio, pronto empiezan a hacer excursiones juntos, y a medida que el verano avanza, la atracción entre ambos empieza a hacerse más fuerte.
A pesar de que posiblemente sea la mejor película del director, de que está recogiendo críticas fabulosas y premios por todos lados (tiene cuatro nominaciones a los Oscar y otras cuatro a los BAFTA) lo mejor que puede decirse de ella es que es una película hecha para enamorar, a pesar de su irregularidad. Aunque es verdad que es necesario ver el proceso de enamoramiento desarrollarse poco a poco, que sea casi una hora lo que tarda la historia en dar el giro fundamental es más que excesivo. Esa primera parte está alargada innecesariamente, y en algunos momentos la película llega a aburrir.
Es a partir de ese momento, la escena en la que ambos protagonistas sacan a la luz sus sentimientos mientras rodean el monumento a una batalla de la Primera Guerra Mundial, cuando la película crece. Y es en esa segunda mitad donde están todas las grandes escenas de la cinta. Esa charla del padre al hijo, ese largo plano final, que sostiene un magnífico Timothée Chalame (intérprete joven al que le auguramos un gran futuro)…
Película irregular, que gana mucho en su segunda parte, y de la que se planea una segunda parte (quizás no necesaria), que refleja el despertar de la sensualidad, de la sexualidad, con un cierto tono melancólico, con puntos a favor y puntos en contra, que se deleita con la cultura (la música, la literatura, la escultura…), y que no es pedante ni pretenciosa. O, al menos, no siempre.
