Deslumbrante simpleza

EL MUSEO DE LAS MARAVILLAS.

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Lo primero que llama la atención de esta El museo de las maravillas es el modo en el que está construida la historia. Narrando dos historias separadas por cincuenta años, protagonizadas ambas por dos infantes y saltando de una a la otra de modo ciertamente anárquico, aunque también de modo sutil.

En la primera, Ben es un crío que vive en la América profunda a finales de los 70, que jamás ha conocido a su padre y que acaba de perder a su madre en un accidente de coche. Después de que un rayo en una tormenta le deje sordo y encuentre una nota del que podría ser su progenitor perdido, Ben se escapa del hospital con destino Nueva York para tratar de encontrarlo.

En la otra, Rose, una niña sordomuda de finales de los años 20, sueña con una estrella del cine mudo, de la que guarda recortes de prensa y fotos, y sufre las constantes broncas de su padre, por lo que escapa a Nueva York tras ver que su adorada estará allí en un teatro, con la idea de encontrarse con ella. Las dos historias (que inevitablemente acabarán uniéndose del modo más lógico posible) se van entremezclando, pasando de una a otra, como decimos la mayoría de las veces sin orden ni concierto.

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Estados Unidos, 2017 (115′)
Título original: Wonderstruck.
Dirección: Todd Haynes.
Producción: Christine Vachon, Pamela Koffler, John Sloss.
Guión: Brian Selznick, basado en su propio libro.
Fotografía: Ed Lachman.
Música: Carter Burwell.
Montaje: Affonso Gonçalves.
Intérpretes: Oakes Fegley (Ben), Julianne Moore (Lillian Mayhew/Rose, 1977), Jaden Michael (Jamie), Millicent Simmonds (Rose, 1927), Cory Michael Smith (Walter, 1927), Tom Noonan (Walter, 1977), Michelle Williams (Elaine), Morgan Turner (Janet), Amy Hargreaves (Tía Jenny).

Únicamente sabemos en cuál estamos por el estilo visual en el que se ha rodado, ya que la del niño está rodada con los mismos tonos pastel que el director ya usó en su magnífica Carol, y la de la chica, en blanco y negro, y sin más audio que la banda sonora de la película (en un metajuego que la convierte en cine mudo, el mismo de la época en la que se desarrolla la historia y que tanto disfruta Rose, y por la ausencia total de sonidos que provoca la sordera de la chica).

Aunque en un principio cuesta entrar en la historia, quizás por estos saltos entre tramas, que rompen el ritmo constantemente, puede que sea la mejor parte de la cinta, ya que tan pronto se descubren los hilos que mueven y con los que se entretejen las historias, todo resulta aún más evidente que hasta entonces (que ya lo era) y la trama se vuelve demasiado almibarada. La puesta en escena es buena, las recreaciones de las épocas brillantes, las interpretaciones no son memorables, pero sí aceptables.

Formalmente tiene momentos deslumbrantes, pero la historia no llega porque en el fondo es demasiado simple.

Se esperaba más de Haynes, en esta adaptación del universo de Brian Selznick en el que no termino de entrar. Y quizás sea cosa mía, ya que la novela La invención de Hugo, que también es suya, y también estaba protagonizada por un niño huérfano, tuvo otra adaptación a la gran pantalla de la que tampoco salí muy convencido.

Película El museo de las maravillas

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