Lo peor de ir cumpliendo años no es el hecho en sí de ir quemando etapas de tu vida, lo verdaderamente doloroso, es el mirar atrás y ver todo y a todos a los que has dejado en el camino.
Momentos, recuerdos, aspiraciones, ilusiones…y, sobre todo, amigos. Compañeros, camaradas, con las que has compartido todo lo anterior.
El otoño nunca fue mi estación ideal. Demasiadas hojas caídas, demasiados recuerdos por olvidar y tenía que ser un 31 de octubre, otoño, para añadir otra fecha que olvidar. 31 de octubre, uno de esos días en los que prefieres no haber cumplido un año más porque otro compañero ha caído. Porque ya no volverás a compartir esos momentos, esas ilusiones, esas aspiraciones con el viejo compañero, el viejo amigo, el viejo camarada que sencillamente se ha ido para siempre. Francisco Rey, mi camarada, mi amigo.
Francisco Rey Fernández, militante comunista, de esos que nunca aparecían en papeles, de esos que parecían que nunca estaban ahí, pero de esos que, a base de compromiso incondicional de sacrificios, de perseverancia, era un comunista de los de verdad. Un comunista que por su buen hacer, por su trabajo continuo y diario por el Partido, se convirtió por méritos propios en uno de los imprescindibles para la continuidad del P.C en Dos Hermanas.
Un hombre sencillo, afable, serio y por encima de todo Honrado. Para mí y para la gran familia comunista de Dos Hermanas, incluso para aquellas personas que sin comulgar con sus ideas, llegaron a conocerle, lejos de más adjetivos, era simplemente una Buena Persona. Alguien en quien confiar.
Camarada, Amigo Rey, hasta siempre.
