1882-2016. La casa palacio de los Alpériz

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1882-2016.La casa palacio de los AlpérizUn capricho neomudéjar en Dos-Hermanas

Sobre la ladera de una suave loma se asienta un edificio con aires mudéjares que a lo largo del tiempo ha llamado la atención a numerosos nazarenos y a no pocos forasteros. Se trata de la casa palacio de los Alpériz.

Cuando el comerciante sevillano Manuel Alpériz Bustamante abrió a mediados de 1882 su fábrica de tejidos de yute en nuestra ciudad, concretamente en el sitio denominado ‘Hoyo del Negro’, decidió construir en el mismo recinto de la fábrica y pegando a la tapia que la separaba de la huerta de Arellano un edificio que sería utilizado como su residencia ‘temporal’. Seguía la vieja idea, de inspiración británica, de contar en la fábrica con una pequeña vivienda para estar más cerca del negocio y asegurarse, así, de que todo funcionaba correctamente. Este primer edificio de claro estilo inglés, de dos plantas (más una buhardilla), líneas sencillas y techumbre de tejas planas a dos aguas, fue construido también en 1882. A los pocos años, fue ampliado hacia el sur, siendo esta última parte ligeramente más alta. La ampliación contaba con un tejado (también a dos aguas) que combinaba las tejas árabes con otras vidriadas de color azul y blanco. Dadas las fuertes convicciones religiosas del matrimonio formado por Manuel Alpériz y Juana González, el edificio contaba con una capilla-oratorio propia, cuyo retablo mayor, de estilo neogótico, estuvo en la parroquia de Santa María Magdalena hasta hace muy poco.

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1882-2016.La casa palacio de los Alpériz

En los primeros años del siglo XX, la permanencia de los Alpériz se hizo cada vez más estable en nuestra ciudad, dado que la fábrica de Dos-Hermanas requería mayor atención y la salud de Alpériz no permitía constantes desplazamientos. Pero el primitivo edificio destinado a vivienda del propietario no tenía el tamaño suficiente para albergar de manera permanente al servicio y familia de los dueños, ni ofrecía las mayores comodidades, por lo que Manuel Alpériz determinó (muy posiblemente en 1904) llevar a cabo una nueva ampliación del inmueble esta vez hacia el oeste, en terrenos de su huerta de Arellano. Sobre el autor de dicha ampliación no existe una certeza clara. La mayoría de los testimonios señalan al arquitecto sevillano José Solares García (dueño, por cierto, de una finca con chalet en Dos-Hermanas) como su autor, mientras que hay quien afirma que el diseño se debe a José Gutiérrez Lescue, arquitecto conocido, entre otras cosas, por su intervención en la hacienda de la Torre de Doña María en la década de los años 20. En cualquier caso, las obras se hicieron en 1905 bajo la dirección del maestro de obras local Juan López Tristán. El resultado fue una construcción también de dos plantas con magnífica fachada principal de estilo neomudéjar que causaría la sorpresa y admiración de propios y extraños. En ella destacaban los numerosos arcos de herradura, los paños con motivos geométricos, la amplia escalinata de acceso y, por supuesto, las tres cúpulas decoradas con azulejos que coronaban el edificio. Delante de la referida fachada, en lo que restaba de la huerta de Arellano, se diseñaron unos bellos jardines que reflejaban a las claras el poderío y esplendor de los negocios de los Alpériz. El palacio contaba en la planta baja con un despacho, antedespacho, vestíbulo, comedor y dos salones. Por su parte, en la primera planta existía un salón frente a la escalera principal, una pequeña sala, otro comedor, un cuarto de aseo y tres dormitorios. Del mobiliario, que en 1916 estaba valorado en 18.000 pesetas, destacaban numerosos cuadros al óleo de temática religiosa, un espejo con marco forrado de terciopelo verde de dos metros de alto, un piano negro de la marca Ortiz y Cussó, un juguetero de nogal con tres entrepaños y una escribanía de mármol figurando un ciclista. Por supuesto, desde muy temprano, el palacio contó con luz eléctrica y teléfono, cuando, prácticamente, en ninguna casa del pueblo existían, ni siquiera en el Ayuntamiento.
Sin embargo, poco tiempo duró ese esplendor y poco lo pudo disfrutar el dueño, Manuel Alpériz, pues falleció en enero de 1906. A partir de ese momento, el negocio comenzó a decaer y con él el edificio. Agobiada la viuda por las numerosas deudas, la fábrica salió a subasta en 1916, pero no se vendió hasta dos años después. El comprador sería uno de los acreedores del negocio, el empresario nazareno José Julio Lissén Hidalgo. Pero pronto se inicia un pleito entre la viuda de Alpériz y Lissén sobre la propiedad de la casa palacio: la primera defendía que el palacio no entraba en la venta de la fábrica y el segundo lo contrario.

Finalmente, Hidalgo sería el dueño del inmueble hasta 1930. Desde entonces el palacio ha tenido varios usos. Así, fue utilizado como ampliación del Sanatorio Antituberculoso de ‘El Tomillar’ y en 1952 se inauguró en él el Preventorio Infantil de Santa Teresa, para acoger a los hijos de los enfermos ingresados en el referido sanatorio. Como hecho destacado, el centro recibió la visita de Carmen Polo, esposa del general Franco, en 1953. Y desde 1973 es la sede del Hogar del Pensionista, siendo reseñables las obras de reforma de todo el inmueble de 1983-1988, que le dieron el aspecto que actualmente posee.

Hoy en día, la casa palacio de los Alpériz es uno de los principales exponentes de la arquitectura civil nazarena y una valiosa muestra del estilo neomudéjar sevillano que merece la pena visitar.

1882-2016.La casa palacio de los Alpériz

{xtypo_rounded3}Sus bellos jardines
En la zona occidental de la finca, en lo que anteriormente había sido la huerta de Arellano, se diseñaron unos jardines en estilo regionalista, con estatuas, glorietas y grandes bancos de cerámica que contenían numerosos azulejos con motivos de la obra Don Quijote de Cervantes, un libro, por cierto, muy apreciado por Álperiz (conservaba en su biblioteca particular un ejemplar lujosamente editado). Se ha dicho en alguna ocasión que el diseño de los jardines se debe al famoso paisajista Jean Claude Forestier, pero esto es difícil de confirmar. En la época de esplendor del palacio se podían ver pasear por los jardines una pareja de pavos reales y nadar en el estanque (hoy desaparecido) dos parejas de cisnes blancos. Y entre la casa-palacio y la fábrica existía un amplio patio rectangular ajardinado, presidido por una estatua de San José que en la actualidad se encuentra en un lado de los jardines principales, próxima a la actual avenida 28 de Febrero. Ante esta estatua, que fue restaurada en los años 90 del siglo pasado por Art Antiquae, los operarios de la fábrica rezaban el rosario diariamente.{/xtypo_rounded3}

Manuel Alpériz Bustamante
Nacido en Sevilla en 1841, era hijo del comerciante Manuel Alpériz y de María del Rosario Bustamante. Desde joven se dedicó al comercio y fabricación de tejidos, siguiendo la tradición familiar. De este modo, en 1872 abrió en la calle Lineros una pequeña fábrica de tejidos de cáñamo y yute, logrando al poco tiempo amasar una considerable fortuna. Tanto es así que en 1882 amplió el negocio construyendo en Dos-Hermanas la conocida fábrica de yute. Contrajo matrimonio con doña Juana González Morales, pero la pareja no tuvo descendencia. Hombre de fuertes convicciones religiosas, formó parte del Partido Católico Nacional (también llamado Partido Integrista), fundado por Ramón Nocedal, antiguo líder carlista. Incluso fue vocal de la Junta Provincial de ese partido en Sevilla entre 1894 y 1899. Sus ideales ultraconservadores tuvieron su reflejo en su fábrica nazarena, razón por la cual recibió duras críticas desde varios frentes, especialmente desde los periódicos de corte anarquista. A partir de 1898, la salud de Alpériz comenzó a resentirse, falleciendo en su domicilio de la plaza de San Fernando (actual plaza Nueva) de la capital hispalense en enero de 1906.

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