La relación entre el cantante Eduardo Ortega y los usuarios y usuarias de la Asociación Nazarena para la Integración de las personas con Discapacidad Intelectual se ha convertido en un binomio indestructible y que se afianza con el paso de los años. Una historia que viene de lejos, recuerda Eduardo, con reminiscencias de su infancia cuando veía como su familia y la empresa que regenta su padre, Antonio Ortega, tenían siempre muy presente a estas personas y sus necesidades.
Ahora, en su juventud, el nombre de Anidi está también muy ligado a la joven carrera de este cantante nazareno, quien no pierde la ocasión de visitarlos o cantarles cada vez que se le presenta la oportunidad, como así ocurriera en su debut en el teatro municipal, en el que todos los beneficios del concierto se destinaron a esta causa.
Bienvenida calurosa
Anidi siempre está en los momentos claves de la vida profesional de Eduardo, contando incluso con su propio club de fans, y no podía ser menos en su vuelta a Dos Hermanas, tras un periplo de tres meses por tierras mexicanas, en las que se ha labrado un hueco como artista en el panorama musical latinoamericano.
Tras recibir muchas muestras de cariño, vía redes sociales, durante su estancia en México de los usuarios de Anidi, “que me extrañaban durante esta larga ausencia”, Eduardo pensó que era un buen momento para regalarles un almuerzo en las instalaciones del restaurante Resur que ya llevaba tiempo planeando. Con la implicación de otras empresas patrocinadoras, como Antonio Ortega Materiales de Construcción, Ferrainova, Decapar, Aluminios Barea, Ferrymadera, Almacenes Surcedis, Maquinsur, Escayolas Cala, Mariscos Vetamar, Super Cash La Isla, Fripan, Sevillana de Helados, Cruzcampo o la Viña Manchega, se pudo hacer realidad el pasado viernes, un día después de su regreso a Dos Hermanas en otra cita para el recuerdo. Ortega se rodeó de un centenar de chicos y chicas de Anidi, a los que cocinó personalmente una gran paella para que degustasen durante el almuerzo y deleitó con sus canciones. Aunque el cantante tampoco se fue de vacío, ya que el centro le entregó, como regalo de Reyes atrasado, un bonito reloj de pulsera.
{xtypo_rounded4}Y volver, volver a México
“Una experiencia maravillosa”. Así define el joven cantante Eduardo Ortega su paso por México. Se marchó el pasado día 12 de octubre, “a la aventura” y “ha sido todo un acierto”. Allí ha estado tres meses, invitado inicialmente por la familia del desaparecido músico Alberto Cervantes, pero pronto la sociedad mexicana le abrió sus brazos y lo adoptó temporalmente. Uno de sus principales mecenas al otro lado del océano ha sido el compositor Martín Urieta, quien “me apadrinó ante la sociedad mexicana y me ha regalado cinco canciones para mi repertorio”. Durante esta estancia, Eduardo ha actuado en salas de fiesta, como un concierto que dio junto a Gibran Tovar, hijo de Rigo Tovar, y ha pasado por diferentes emisoras de radio y cadenas de televisión del país. Ahora, en marzo, vuelve a cruzar el charco, ya que tiene como proyecto participar en una producción de Telemundo a partir del mes de junio.{/xtypo_rounded4}