Entrevista a Mariquita Díaz

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Mariquita Díaz, la mujer más longeva de Dos HermanasMujer más longeva de Dos Hermanas

María de los Ángeles Díaz Gómez es la mujer más longeva de Dos Hermanas. El día 1 de enero de 2016 cumplió 104 años y ha visto pasar a 34 alcaldes en el Ayuntamiento. Si no fuera porque lo atestigua su DNI, nada indica (excepto una leve sordera) que se está delante de una persona centenaria, la abuela de Dos Hermanas. Conversa con criterio, desborda buen humor e incluso se lanza sin pudor y cantiñea la letra de Tatuaje, de Concha Piquer. Acicalada y sonriente, reside en su piso de Santa María Magdalena.

¿Cuál es el secreto de su longevidad?
No lo sé, hijo, porque yo en todos sitios ‘he metido ajo’ y he disfrutado mucho de la vida. He comido de lo mejor y he bebido de lo mejor. Lo único que no he hecho es eso que tú sabes, lo malo. Y estaré aquí hasta que el Señor lo disponga.

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¿Por qué no se casó? Me han dicho que tuvo buenos pretendientes.
Tuve dos novios. Uno me dejó y al otro lo mataron. El primero, Francisquito, era de aquí de Dos Hermanas. Era un talento, tenía cuatro carreras. Después de ocho años hablándole, parece que se cansó de mí. Vino y me dijo que éramos incompatibles. Siempre se estaba quejando de mis modales. El segundo era un rico ganadero de Utrera, Juan González-Nandín se llamaba. Lo mataron en 1936 en la puerta de su casa.
Perteneció usted a una familia acomodada de Dos Hermanas. Su abuelo era Francisco Gómez Martín, rico propietario y alcalde de Dos Hermanas.

Pero usted se dedicó a regentar una carnicería, ¿no?
Sí. La tenía mi padre en la plaza de abastos. A su muerte se encargó mi madre y yo empecé a ayudarle. Después monté la mía propia en El Arenal, en la esquina con la calle Real. Tenía la mejor carne de cerdo y de ternera.

{xtypo_quote}He disfrutado mucho de la vida y estaré aquí hasta que el Señor lo disponga{/xtypo_quote}

¿Por qué la cerró?
Me di cuenta de que la esportilla iba a menos cuando la gente empezó a ir a Sevilla a hacer las compras. De paso se traían la carne. La cerré para dedicarme a cuidar a mi madre y a una de mis hermanas, Josefita, que era deficiente.

¿Ha sido usted feliz?
Mucho. He vivido muy buenas temporadas. No me he perdido ni un Valme, he hecho el camino al Rocío muchos años. He escuchado cantar mucho a Juan Talega, que era amigo de mi hermano Joselito. He estado en Madrid, donde he bailado en una pista de cristal. Y he estado en Asturias. En un pueblo hasta me recibieron con una orquesta. Recuerdo que a la cuadrilla con la que iba le regalaron un centollo vivo y querían irse a un barco a comérselo en el mar.

En todas las casas se cuelgan de las paredes fotos antiguas. Pero en su casa solo hay una suya de mantilla. ¿Sabe por qué no hay fotos?
Porque las quemé todas. Un día cogí todas las fotos de novios, familia y las quemé para que se fueran con ellas todas las penas. No quería más recuerdos. Lo que sí tengo es una carta firmada por Felipe y Leticia cuando se casaron. Me la enviaron en respuesta a un regalo que le hice junto a unas amigas cuando se casaron. También su padre, Juan Carlos, me contestó cuando le escribí al morir su padre, Don Juan.

¿Le falta por hacer alguna cosa que no haya hecho en estos 104 años?
Me gustaría ir a Roma a conocer al Papa.

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