Adviento

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Era muy devoto de la época de adviento. Cada año montaba en su casa la corona de espinas con las cuatro velas y, domingo a domingo hacia propósito de enmienda. Cuando apagaba la primera, pensaba amar al prójimo como a sí mismo. Con la segunda, juraba que lucharía por la paz de los pueblos. La tercera le daría la tolerancia que durante todo el año anterior no había tenido. Y la cuarta le mantendría en la fe y el camino recto.
Este ritual anual, le hacía sentirse libre de todo pecado, a pesar de ser consciente de ser un canalla. Capaz de todo por conseguir los objetivos económicos que trazaba su empresa; aunque su indigna actividad en muchos casos rallara la criminalidad moral,
desahuciando de sus casas a pobres ciudadanos caídos en desgracia que no podían pagar sus deudas…

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