La Violencia de Género no sólo atenta contra la libertad y la dignidad de las mujeres maltratadas, también contra la de sus hijos e hijas, familiares y la sociedad al completo. La Violencia de Género no es un problema privado que debe solucionarse en el seno de la familia sino que es un problema que nos afecta a la sociedad al completo y de cuya solución todos formamos parte.
El Día Internacional contra la Violencia de Género condenamos, una vez más, todos los casos de violencia machista; pero este día debe servir para poner de relieve una causa por la que debemos trabajar diariamente para que el conjunto de la sociedad ayude a terminar con las discriminaciones que sufren las mujeres en los distintos ámbitos, defendiendo la igualdad para que no existan más casos.
No podemos olvidar que cuando se habla de Violencia de Género es muy habitual que se resalte una gran cantidad de datos entre los que destaca la cifra oficial de mujeres asesinadas a manos de sus parejas. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Lo que verdaderamente esconde la Violencia de Género es un problema de tal dimensión que no puede ser tapado con datos. El drama lo constituyen las vidas destrozadas de miles de mujeres que sufren malos tratos, tanto físico como psíquico. El drama lo constituye la vergüenza y el fracaso de toda una sociedad en la que existen estos casos de malos tratos.
Entendemos que la lucha contra la Violencia de Género debe ir encaminada en dos direcciones, la protección de la víctima y la educación en igualdad de la sociedad.
La víctima debe ser protegida y para eso es necesario que los y las profesionales que se dedican a esta labor cuenten con todos los medios necesarios para llevar a cabo una protección eficaz. La crisis ha servido como coartada para desmantelar el naciente sistema de protección a la víctima de violencia machista, lo que sin lugar a dudas es inaceptable. Las Administraciones deben destinar los medios suficientes para erradicar esta modalidad de terrorismo cuyo objetivo es la mujer por el simple hecho de serlo. Cada vez que una mujer es golpeada, vejada o asesinada es toda la sociedad la que debe, en primer lugar, sentirse agredida y, justo a continuación, trabajar para que no haya otra mujer que pase por lo mismo.
En segundo lugar, la lucha contra la desigualdad entre hombres y mujeres debe suponer una prioridad. La violencia machista es la cara más terrible de esa desigualdad, pero no la única. Y esto no es una tarea única y exclusivamente de la Administración, sino que aquí la ciudadanía juega un papel elemental. La coeducación en la escuela es fundamental, las niñas y niños deben ser tratados como iguales huyendo de cualquier tipo de estereotipo o rol en su formación. Pero esto de nada servirá si cuando llegan a sus hogares las madres y los padres no continúan y profundizan en esta labor. Las relaciones de pareja deben estar basadas en el respeto y la paridad. Las relaciones que descansan sobre la primacía del hombre frente a la mujer son el caldo de cultivo idóneo para la Violencia de Género.
La negativa situación económica actual por la que pasa nuestro país no puede ser causa de recortes presupuestarios en materia de igualdad y lucha contra la violencia machista.
Precisamente, en una situación de crisis económica se deben impulsar más medidas de sensibilización y apoyo a las víctimas del maltrato, puesto que dicha coyuntura hace que se agrave la desigualdad entre hombres y mujeres, encontrándose las víctimas en una situación de mayor vulnerabilidad para la que es necesaria la ayuda y el apoyo de las Administraciones Públicas.
Desde Juventudes Socialistas de Dos Hermanas rechazamos y condenamos la violencia machista y nos comprometemos a seguir luchando para erradicarla fomentando el respeto y el principio de Igualdad. Condenamos todos los recortes llevados a cabo en materia de igualdad y en las partidas de lucha contra la Violencia de Género y pedimos a todas las administraciones que aumenten los recursos para acabar con esta lacra. Porque la Igualdad es nuestra meta y la formación y educación en valores de igualdad nuestra herramienta para conseguirla.
