Ínfulas

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Imagen de la película Foxcatcher

FOXCATCHER

Una de las curiosidades que podemos encontrar este año entre las nominaciones a los Oscar la protagoniza esta Foxcatcher. Sobre todo si la confrontamos con otra de las candidatas, Selma. El tema es que esta cinta de la que hablamos hoy cuenta con cinco opciones a estatuilla, la mayoría de ellas de los considerados premios gordos (guión original, actor, actor de reparto y director), y sin embargo no opta al de mejor película. Con Selma pasa lo contrario, sólo dos nominaciones, mejor película y mejor canción. Y uno se pregunta cómo puede ser esto posible.

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{xtypo_code}Estados Unidos, 2014 (129′)
Dirección: Bennett Miller.
Producción: Anthony Bregman, Megan Ellison, John Kilik, Bennett Miller.
Guión:   E. Max Frye, Dan Futterman. Fotografía: Greig Fraser.  
Música: Rob Simonsen.
Montaje:  Jay Cassidy, Stuart Levy, Conor O’Neil.
Intérpretes: Steve Carell (John du Pont), Channing Tatum (Mark Schultz), Mark Ruffalo (Dave Schultz), Sienna Miller (Nancy Schultz), Vanessa Redgrave (Jean du Pont), Anthony Michael Hall (Jack), Guy Boyd (Henry Beck), Brett Rice (Fred Cole). {/xtypo_code}

Tenemos que tener en cuenta que una gran producción no implica que la película vaya a ser buena, o mejor dicho, que vaya a funcionar (me refiero a como producto, no hablo de resultados de taquilla). Tampoco, por supuesto (aunque aún haya quien lo piense), que una cinta esté basada en hechos reales, no implica que vaya a tener el más mínimo interés. Y un poco de todo esto es lo que tenemos aquí, en esta Foxcatcher. Ello sin contar con que, en realidad, tampoco es que nos esté ofreciendo nada que no hayamos visto ya.

Basada en hechos reales, como decía, la nueva película de Bennett Miller, se centra en el campeón olímpico de lucha Mark Schultz, oro en Los Ángeles 1984, que recibe la llamada del millonario John du Pont, un personaje con ínfulas, que le ofrece la posibilidad de trasladarse a su mansión para preparar el cercano mundial y los próximos juegos en sus impresionantes instalaciones. Y él, deseoso de escapar de la sombra de su hermano mayor, también campeón, acepta.

Lo mejor del filme son sus personajes y sus interpretaciones. Sorprende Steve Carell, con un brutal cambio de registro, con un personaje hierático e inexpresivo, muy frío, un hombre que lo tiene todo pero que vive a la sombra de una madre castradora, y que busca algo de reconocimiento. También Channing Tatum, con pinta de huérfano abandonado. Son dos personajes extraños, con los que cuesta entablar cierta conexión. En cambio, Mark Ruffalo, también brillante, es el único con el que el espectador se podrá identificar, el único normal entre tanta extrañeza.

Miller ha realizado un buen trabajo de dirección, mostrando unas atmósferas turbias y unos personajes necesitados. El problema es que no se sabe lo que quiere contar en realidad, a dónde quiere llegar. Porque, no nos engañemos, no es más que una anécdota, una historia pequeña rodada con ínfulas de gran drama, con una pomposidad desmesurada. Como si del mismo John du Pont se tratara, alguien que se tiene por un semidios, y que ha olvidado que no es más que un mísero grano de arena en la playa.

 

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