El amor está escrito

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1101RUBY SPARKS

Hija de guionistas y nieta del cuasi mítico y doblemente oscarizado Elia Kazan, la joven Zoe Kazan debuta como autora del libreto de una película después de un puñado de papeles secundarios y unos pocos protagonistas en películas más o menos conocidas (La vida privada de Pippa Lee, Revolutionary Road, Happythanktoumoreplease, Fracture…). Casi casi lo mismo que recientemente ha hecho Brit Marling, escribir las historias que le gustaría protagonizar e interpretarlas. Así nació Ruby Sparks, una comedia romántica algo diferente (es la pretensión), que ahonda en los temas de los problemas de las relaciones con un controlador, a la vez que recurre a la metaficción, a las historias dentro de historias.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2012 (104′)
Directores: Jonathan Dayton y Valerie Faris.
Producción:  Albert Berger, Ron Yerxa.  
Guión: Zoe Kazan.
Fotografía: Matthew Libatique.
Música: Nick Urata.
Montaje: Pamela Martin.
Intérpretes: Paul Dano (Calvin Weir-Fields), Zoe Kazan (Ruby Sparks), Chris Messina (Harry), Annette Bening (Gertrude), Antonio Banderas (Mort), Toni Trucks (Susie), Aasif Mandvi (Cyrus Modi), Steve Coogan (Langdon Tharp), Deborah Ann Woll (Lila), Elliott Gould (Dr Rosenthal), Alia Shawkat (Mabel).{/xtypo_code}

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Calvin Weir-Fields tuvo un éxito rotundo con su primera novela siendo aún casi un adolescente. Desde entonces sufre un bloqueo creativo y es incapaz de crear nada. Además, acaba de salir de modo doloroso de una relación y está bastante hundido. Un día sueña con una chica de la que se enamora, y surge la chispa que le hace volver a crear, con una voracidad increible, una buena historia en la que él es el protagonista junto a la chica de sus sueños, a la que le crea una vida, una historia, y a la que llama Ruby Sparks. Hasta que una mañana, Ruby aparece en carne y hueso en su cocina.

El tema del personaje que sale de la ficción y se pasea por el mundo real no es nuevo. Ni siquiera el hecho de que el personaje no se percate de que su existencia no es real. Tampoco que el creador, consciente de su poder, controle al personaje cuando las cosas no salen como quiere. Ejemplos de las opciones anteriores los hay (casi) a patadas: Más extraño que la ficción, la holandesa Öber, o la mítica La rosa púrpura del Cairo, una de las obras maestras de Woody Allen. Lo que Zoe Kazan hace aquí es mezclarlo todo con la comedia romántica. Presenta la tesis de una pareja en la que amor y control van de la mano, y lo hace con frescura y cierto tono ácido. También habla del miedo al papel en blanco del creador, de la presión ante el trabajo tras un triunfo en un primer trabajo,

Aunque tiene ciertos momentos de lucidez, algunos toques de comedia ciertamente simpáticos, y otros tantos emotivos, aunque el tratamiento de la historia se aleja de la clásica comedia romántica, a pesar de que los personajes (sobre todo los secundarios) tienen enjundia, lo cierto es que Ruby Sparks termina cayendo en los mismos clichés de los que pretende burlarse. Tras un buen arranque y un apetecible desarrollo, al final cierra con un final arquetípico que ya hemos visto en otras ocasiones.

 

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