1953. Una broma del relojero de la iglesia deja a los nazarenos sin las campanadas

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1602El reloj fue trucado y Andrés “El Ciego” dio los doce golpes con un cazo en una paellera

Apesar de que el cura haya desaconsejado a los nazarenos la nueva moda de tomar uvas para despedir el año, “por ser poco cristiana”, un buen número de ellos se dio cita ayer en Los Jardines, como cada 31 de diciembre, dispuestos a dar la bienvenida a 1953. Lo que no sabían es que iban a ser objeto de una broma que por poco le cuesta el puesto al sochantre Enrique Tinoco, relojero de la iglesia.

La broma consistió en desencajar uno de los ganchos del reloj unas horas antes de las doce, demanera que, al llegar el toque de horas, no se accionó el martillo y no se escucharon las campanadas. El público esperaba, expectante, con sus cartuchos de papel de estraza en la mano. Como se puede suponer, todos se impacientaron cuando vieron que las agujas marcaban las doce y no sonaban las campanas.

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Fue entonces cuando se completó la broma al hacer aparición el “cómplice” del relojero. Andrés Hernández, conocido como “El Ciego”, salió del Bar Juanito (donde trabaja) y, con una paellera y un cazo en la mano, tomando como pedestal un banco de la plaza, dio por su cuenta los doce “golpes” que han dado la bienvenida a este, esperemos, próspero nuevo año.

 

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