Suscritos al empate

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La PD Rociera ha quedado suscrita al empate. Menos da una piedra. Al menos los pupilos de Miguel Ángel Cáceres cuentan con la dicha de puntuar, aunque no es suficiente para no caer en el atolladero. Tras el resultado en tablas de la pasada semana en el polémico partido en Arcos (2-2), los auriazuales se quedaron una jornada más sin arrancar los tres puntos de un encuentro disputado en casa ante el Atlético Antoniano y en el que el marcador permaneció dormido los 90 minutos de juego.

Pese a la escasa cuenta de tantos, el resultado cosechado fue el más justo posible dado lo disputado sobre el terreno de juego. Una auténtica lucha entre iguales que mantuvo el epicentro de la pelea por el balón en el centro del campo.

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A lo largo del primer tiempo la batuta del partido la llevó la Rociera, conjunto que planteó muchas más ocasiones de peligro que el visitante lebrijano. Pese a la superioridad de los nazarenos la puntería cara a gol no acompañó en esta ocasión.
Tres ocasiones fundamentales se desecharon tras las sendas faltas producidas sobre Gordi. Un eficiente meta Oliver estuvo a tono y atajó los tres disparos.

Tampoco le fue mejor a los paisanos de Elio Antonio de Nebrija. Apenas dos ocasiones reseñables se le pudieron contar en este primer periodo. La primera, en una falta lanzada por Lolo en la que el esférico chocó contra un defensa y se fue hacia el córner; y la otra, hacia el minuto 39, una nueva falta, lanzada por Lolo a un metro escaso del área de peligro con misma trayectoria que la anterior (se fue a córner) y que tras eso quedó en un simple despeje de la defensa nazarena.

Pocas cosas vistosas se vieron sobre el césped artificial del Miguel Román en los primeros 45 minutos. Sobre todo, pocos goles. Por contra, sí mucha lesión.  Como la de Miguelito, que será, por la vía más corta, baja para el encuentro de mañana miércoles en el feudo del Portuense.

Tras el descanso las tornas del partido cambiaron levemente respecto al tiempo anterior. Se mantenía el equilibrio entre iguales pero era ahora el cuadro de Lebrija el que asumía las riendas.  Fruto de ello fueron las tres ocasiones de peligro (dos de Eloy y una de Natera) que por fortuna quedaron en nada.

El poderío visitante se notó especialmente durante el primer cuarto de hora del segundo tiempo. La Rociera, por su parte, no se había dormido en los laureles. El eficaz José Romero (que sustituyó a un tocado Rubén) protagonizó hasta cuatro incursiones sobre el área visitante que no pasaron de las buenas intenciones.

Justo resultado para una Rociera que mañana visita al Portuense con un largo historial de lesionados y que el domingo, romería de Valme, recibe a las 8:30 horas al Marinaleda. Vaya alegría.

 

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