En las manos de un muñeco

0
- Publicidad -

1101EL CASTOR

Llevábamos bastante tiempo sin tener noticias de Jodie Foster, que años atrás era una razón más que suficiente para ir al cine cada vez que se estrenaba una de sus películas, y ahora nos llega por partida doble con una sola película, en su faceta de intérprete y en la de directora, después de dieciséis años sin ponerse detrás de las cámaras.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2011 (91′)
Título original: The beaver.
Director:  Jodie Foster.
Producción: Steve Golin, Keith Redmon, Ann Ruark.
Guion: Kyle Killen.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Música: Marcelo Zarvos.
Montaje: Lynzee Klingman.
Intérpretes: Mel Gibson (Walter Black), Jodie Foster (Meredith Black), Cherry Jones (Vice-presidenta), Anton Yelchin (Porter Black), Jennifer Lawrence (Norah), Riley Thomas Stewart (Henry Black), Zachary Booth (Jared), Kelly Coffield Park (Madre de Norah).{/xtypo_code}

- Publicidad -

El Castor comienza como un drama que deriva pronto hacia terrenos extraños, casi surrealistas, con más aciertos que errores y magníficamente interpretada por un elenco de personajes que tienen (y muestran) varios aspectos de sus caracteres. Lo cual es ya algo de agradecer en un momento en el que los papeles lineales y sin evolución brillan por su permanente presencia en casi todo lo que nos llega.
La cinta nos cuenta la historia de Walter Black, un empresario juguetero que, acosado por sus propios fantasmas, vive en una profunda depresión de la que, haga lo que haga, es incapaz de salir. Su familia termina por abandonarle, y él piensa en el suicidio, hasta que una marioneta con forma de castor aparece en su vida, y Walter comienza una nueva relación con el mundo, actuando a través de la marioneta como si fuese otra persona.

Jodie Foster demuestra la solvencia tras las cámaras a la que ya nos tenía acostumbrados en sus anteriores filmes (El pequeño Tate o A casa por vacaciones), pero el punto fuerte es el buen trabajo de Mel Gibson (que en lo personal no parece estar atravesando su mejor momento). Gibson y Foster, que vuelven a coincidir dieciséis años después de Maverick, están bien, pero la historia podría haber dado bastante más de sí.

Lo mejor sin duda de El Castor es su primera parte, cómo se muestra el proceso depresivo en el que está inmerso el protagonista, su incapacidad (también su falta de ganas) para salir de él, y cómo consigue hacerlo a través de un muñeco de trapo que hace las veces de su alter ego, que toma la palabra por él y que expresa lo que él no se atrevería a decir por sí mismo. También los nuevos acercamientos a su familia, y el retorno (glorioso) al trabajo. Pero a partir de la mitad del metraje, el drama se hace casi divertido sin pretenderlo. Precisamente el proceso de acercamiento con momentos que deberían ser casi dramáticos, resultan algo risibles sin quererlo por la presencia del muñeco, y (además) la historia va virando paulatinamente hacia el tópico narrativo, hacia un final que roza el ridículo, pero que es el habitual en una película americana, para que el público salga contento de la sala.

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!