El futuro es oscuro

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1501Ha tardado dos años en llegar a nuestras pantallas, algo difícilmente explicable cuando se trata de una cinta que reúne los ingredientes necesarios para triunfar en taquilla simplemente con que se sepa vender y promocionar del modo adecuado. La estética que nos presenta Gerald McMorrow, afamado director de videoclips y publicidad, en su debut en la dirección de largos, bien podría compararse a la de filmes como Dark City o V de Vendetta, una ciudad tenebrosa y de oscuros intereses políticos.

{xtypo_code}Francia-Reino Unido, 2008. (94′)
Título original: Franklyn
Escrita y dirigida: Gerald McMorrow.
Producción: Jeremy Thomas..
Fotografía: Ben Davis.
Música: Joby Talbot.
Montaje: Peter Christelis.
Intérpretes: Eva Green (Emilia Bryant / Sally), Ryan Philippe (Jonathan Preest / David Esser), Sam Riley (Milo), Bernard Hill (Peter Esser / El Individuo), Richard Coyle (Dan), Susannah York (Margareth Bryant), James Faulkner (Dr. Earlle / Pastor Bone), Stephen Walters (Wormsnakes / Wasnik), Art Malik (Tarrant).{/xtypo_code}

La historia mezcla dos tiempos: el Londres del presente, y una ciudad futurista llamada Meanwhile. En la primera, Emilia es una artista con tendencias suicidas que utiliza para sus proyectos artísticos; Milo es un joven al que su novia acaba de abandonar y busca a su primer amor, al que no ve desde la infancia; y Peter Esser, un hombre que busca a su hijo entre los vagabundos de Londres. En la segunda, una sociedad distópica donde la religión es ley, cualquier religión (“se puede hacer una congregación siguiendo las normas de funcionamiento de una lavadora”), los clérigos son la policía y el ateísmo está penado con cárcel, Jonathan Preest es un prófugo que busca a su némesis, un líder conocido como El Individuo.

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Las dos historias tienen más en común de lo que en un principio pueda parecer, y poco a poco los engranajes van encajando, las piezas se van uniendo y se van rellenando los huecos. El guión tiene fuerza, si bien es cierto que quedan algunos flecos sueltos, algunas lagunas en la trama argumental. Algunos pueden acusarla de que su historia es poco novedosa, que ya está vista, pero en lo que Franklyn destaca es en su concepción estética, en su audacia conceptual y en la imaginación visual, eso es lo que la distingue del resto de películas. Es un drama admirable, bien interpretado (sobre todo destaca el doble y casi opuesto papel de Eva Green), con pocos estereotipos (pese a lo que muchos piensen), y que es capaz de conciliar dos ‘tradiciones’ opuestas del cine británico, las del drama realista con personajes superados por el dolor, con la fantasía gótica, extravagante y excéntrica.

Es una película ambiciosa, bien narrada, cuesta meterse en su trama, en su historia, y hay que tener paciencia para entrar en el juego. Si se consigue entrar, Franklyn te engancha y no te suelta, a pesar de que hay algún que otro error en el argumento, líneas que no terminan de encajar, pero la estética, la historia, las interpretaciones, son más que buenas.

 

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