La profesora Aurora Fernández celebra su siglo de vida “con muchas ganas”

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    2001

    Participó en la apertura de los colegios La Almona y San Sebastián 

    Con “muchas ganas y buena salud” celebró Aurora Fernández Fernández-Agüera sus cien años de vida. Una efemérides muy especial que la familia de esta profesora jubilada, que fuera esposa del también maestro y practicante Enrique Díaz Ferreras, han querido celebrar por todo lo alto. Unos 70 invitados se dieron cita el pasado fin de semana en su domicilio de la barriada de La Motilla, entre familiares y hasta un grupo de antiguas alumnas, que no quisieron perderse esta emotiva celebración.

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    Aurora Fernández nació en Sanlúcar de Barrameda y como hija que era del delegado de la Unión Española de Explosivos viajó desde muy pequeña de ciudad en ciudad, cursando sus estudios a caballo entre Córdoba, La Coruña y Sevilla, animada y apoyada en todo momento tanto por su familia como por su profesorado dadas sus cualidades. Aurora desarrolló la mayor parte de su carrera profesional, entre  los años 1934 y 1966, en la ciudad de Dos Hermanas. T

    ras aprobar las oposiciones, a Aurora le conceden una plaza en el colegio Calvo Sotelo (actual San Sebastián), que aún no estaba construido. Mientras tanto, la profesora imparte clases en una nave habilitada en la calle Canónigo. Tras desempeñar su labor durante dos años en el conocido como colegio del Cementerio, Aurora pasa al también recién inaugurado colegio José Antonio Primo de Rivera, más conocido como  La Almona.

    A la profesora le toca vivir en Dos Hermanas en plena posguerra, compaginando su trabajo como profesora con el cuidado de sus cinco hijos. Además, Aurora se sumerge en una campaña nacional de alfabetización para reducir los altos índices de analfabetismo. Sus hijos recuerdan aquella época como una “vida dura” en la que sus padres “cobraban unos sueldos ínfimos” pero debían mantener un estatus social al ser considerados los profesores en aquella época como personalidades importantes del pueblo.  Además, realizaron un sobreesfuerzo, recuerdan, para que todos sus hijos pudiesen tener una educación.

    Un momento crucial para la familia fue la iniciativa puesta en marcha por un grupo de alumnos del patriarca para que un colegio de Dos Hermanas llevara su nombre. Tras varias iniciativas frustradas, se logra que el recién inaugurado colegio de La Moneda llevase el nombre del maestro Enrique Díaz Ferreras, con el que siguen manteniendo una estrecha relación y siguen participando en los actos a los que se les invitan.Un claro ejemplo de la vinculación de esta familia con Dos Hermanas y con el ámbito educativo en el que desempeñaron su labor durante décadas.

    {xtypo_code} Marcha a Sevilla

    Aurora Fernández abandona la ciudad de Dos Hermanas para continuar con su labor docente en los centros de San Jacinto y Borbolla, en Sevilla. En este último se jubiló con 70 años en la década de los 80, manteniendo un buen recuerdo de todos sus colegios. “Me he encontrado a gusto en todos, ya que han sido muy buenos conmigo y yo también me he portado bien con ellos”, recuerda.{/xtypo_code}


     

     

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