El pasado sábado, día 23 de enero, volvimos a cargar con nuestras mochilas, para acudir a una concentración en «defensa al derecho de los senderos libres».
Todo empezó a las ocho de la mañana, en la estación del Arenal de Dos Hermanas, desde donde partimos en tren, primereo a Santa Justa, reuniéndonos con otros grupos, para continuar el viaje hasta El Pedroso, pueblo muy bonito y acogedor, donde se nos dio una primera charla sobre el porqué de dicho acto.
Una vez informados y con las ideas muy claras, nos dirigimos pacíficamente (unos a pie, otros en bicicleta), hasta el punto del conflicto que es ni más ni menos que una valla colocada a unos cinco kilómetros del pueblo, dirección Constantina, impidiendo el paso a un sendero, con la única alegación de «esto también es mío y no se puede pasar». Junto a la famosa valla (que por cierto destroza la belleza del entorno natural), recibimos otra charla informativa, compartimos inquietudes y opiniones al mismo tiempo que la noticia era cubierta por un medio de comunicación.
Satisfechos y algo cansados, regresamos a casa con nuestras mochilas cargadas de orgullo y sobre todo, de una ilusión tan fuerte que ninguna valla mal puesta será capaz de frenar.