El seis de marzo se lanzó la misión Kepler, una sonda que buscará planetas parecidos a la Tierra fuera de nuestro sistema solar. La búsqueda de planetas que orbitan otras estrellas ha llegado a ser uno de los campos más populares dentro de la astronomía actual. Hay varias razones, por ejemplo entender cómo se forman y evolucionan sistemas como el nuestro. Además nos acercamos al concepto que ofrece la vieja pregunta de ¿estamos solos? Con tecnología actual, como la misión Kepler, estamos muy cerca de romper el gran silencio que nos rodea, pero ¿qué significaría para nosotros si continua? Algunos expertos piensan que la falta de comunicación de las estrellas puede señalar un gran peligro acechando para conseguir dominar a los seres humanos como especie.
El problema se basa en la paradoja de Fermi, lo que se puede resumir así: El tamaño y edad incomprensible del universo sugiere que la vida debe ser bastante común, incluso en nuestra propia galaxia. No obstante, no hemos visto ningúna señal de otra vida salvo la nuestra. Hay muchas otras estrellas más viejas que el Sol, alrededor de las cuales la vida podría haber evolucionado hace un montón de tiempo. Según estimaciones bastante conservadoras, ha pasado suficiente tiempo para que se produjese la colonización de gran parte de la galaxia y las comunicaciones de una gran civilización serían fáciles de encontrar. Se resume bien esta paradoja en la película Contacto cuando la protagonista se pregunta si existe la vida extraterrestre. Contesta que si no, es un desperdicio tremendo de espacio.
Si la falta de pruebas sobre contactos continua a pesar de nuestros intentos de búsqueda, ¿qué significaría este desperdicio de espacio para nosotros? Hay varias explicaciones para esta paradoja, pero la mayoría requieren que nuestras suposiciones sobre la vida sean fundamentalmente equivocadas. Es decir que todas las otras civilizaciones serían tan diferentes que no las reconoceríamos como vida, y en mi opinión vida así no debería importarnos mucho porque no habría ninguna posibilidad de interacción. Si dejamos de considerar estos tipos de vida, la falta de comunicación podría significar que no hay otras especies como nosotros: inteligentes, basada en materia y con ganas de aumentar sus tierras. La pregunta obvia es, ¿por qué no hay ejemplos de vida como la nuestra?
Para decirlo de otra manera, ¿porqué es tan raro que exista una civilización inteligente con ganas de colonizar? Se sugiere que hay algo, llamado el “gran filtro” que impide la propagación de vida. Se teorizan un número de obstáculos posibles, por ejemplo la falta de un planeta adecuado, la emergencia de vida, o varios niveles de desarrollo como vida multicelular, reproducción sexual, el uso de herramientas y la capacidad de viajar entre planetas. Hemos superado todos estos hitos y estamos intentando desarrollar la tecnología requerida por el último, pero todavía puede existir algún obstáculo impredecible que hará la colonización imposible o innecesaria. Por eso debe importarnos mucho la búsqueda de vida y planetas nuevos. Ya que somos el único ejemplo de vida que tenemos para estudiar, no podemos concluir nada de importancia. Al descubrir otros tipos, podemos aprender más de los desafíos que nos quedan por afrontar. En fin, el estudio de las estrellas puede ser la única manera de predecir nuestro futuro aquí en la Tierra.
