El pasado día 29 de noviembre asistí y viví una jornada de solidaridad con los compañeros de Cerámica Bellavista a su llegada a la Plaza de la Constitución y centrarse ante el Ayuntamiento, para reivindicar el “NO al cierre de la Empresa”, ya que 192 trabajadores completan “el expediente de regulación de empleo” y pierden sus puestos de trabajo por conveniencia económica de la empresa.
Participé de este evento laboral en plena solidaridad con la multitud que arropaban y acompañaban al colectivo reivindicativo de sus derechos al trabajo. Un acto lleno de calor, de amistad, de cariño y solidario al compartir este gran problema que se les presenta a este amplio grupo de trabajadores. Familias enteras, compañeros y amigos, movimiento vecinal en plena sintonía con la situación laboral que se les presenta, una gran familia obrera que exige y reivindica lo más sagrado del mundo obrero, el derecho al trabajo.
Como colofón de esta masiva asistencia al acto, con la ilusión de que se les pueda ayudar a que no se llegue a cerrar la empresa, eran los niños portando sus banderas reivindicativas de los sindicatos mayoritarios, y unidos al grito de sus padres, con la interrogante de que en el día de mañana, que serán ya hombres, evitar situaciones similares a las que hoy se viven.
Me solidaricé emocionado y unas lágrimas corrieron por mis mejillas al ver la poca seguridad que se les daba a sus derechos reivindicativos. Esta vivencia me llevó a recordar, muchos años atrás, el principio de la década de los setenta, con motivo de la firma del Convenio Colectivo. Yo tenía la responsabilidad, como presidente de la Sección Social del Sindicato Mixto, de luchar por el mundo del trabajo y estuve al frente de aquella reivindicación. Se me vino a la memoria aquellas jornadas de lucha por nuestros derechos, y conviví con todos en la sección de “colado”, hasta la firma del convenio. Este movimiento obrero conllevó el despido de una decena de compañeros, que, tras las muchas gestiones con la dirección de la Empresa, se quedaron en dos despidos. Celebrando la firma de aquel convenio, con una copa de vino que dio la empresa, con presencia de directivos y cargos sindicales de Sevilla, se pidió la readmisión de aquellos compañeros, sin conseguirlo.
Estas vivencias vuelven y te hacen recordar aquellos difíciles momentos de lucha obrera, llegando a la conclusión que la clase obrera sigue mal tratada y sin garantías de seguridad en el trabajo.
Nuestro Alcalde, Francisco Toscano, recibió al Comité de Empresa, ofreciéndoles su apoyo con unas palabras de aliento y solidaridad. Esperemos que sus gestiones, que no dudo hará, ya que es un hombre recto y comprometido, por sus influencias políticas, puedan conseguir ese grito unánime de ¡¡Cerámica Bellavista NO se cierra.!!
