¡Gracias, queridos abuelos!

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Hay momentos en nuestra vida de verdadero agradecimiento. A veces sentimos que cuando las arrugas marcan el rostro y las piernas desfallecen, no podemos vivir la gratitud y el gozo. 

Al acercarnos a nuestros abuelos, a la etapa de la vejez, donde la fortaleza ya no es posible encontrarla en lo corporal, es necesario mirar otro tipo de fuerza, es necesario tener valor para descubrir que todo en la vida no es lo que vemos desde fuera y que lo más hermoso está en el interior, donde siempre se puede experimentar algo nuevo.

El pasado día 11, un grupo de unos setenta ancianos, bastantes de ellos impedidos físicos, fueron el motivo de esta carta de agradecimiento.

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Hace siete años un grupo de voluntarias de la Parroquia del Divino Salvador decide iniciar un camino de encuentro y de amistad con los ancianos y enfermos de residencias de la tercera edad y del barrio al que pertenecemos a través de visitas semanales que desde entonces se mantienen. Como fruto de la relación de cariño que existe, cada año venimos celebrando el Día del Anciano y del Enfermo.

Una vez más en este mayo de 2008 se ha vivido este encuentro lleno de alegría y, a pesar del esfuerzo que requiere, merece la pena ver sus rostros sonrientes, sentir sus besos de ternura y escuchar sus palabras, sus grandes y pequeñas historias.

En la unción de enfermos, cuando el sacerdote les impone las manos, se les ve tan conmovidos y emocionados  que el corazón se ensancha. Es uno de los momentos sagrados de nuestra vida.
Durante el almuerzo se respira un ambiente familiar a pesar de la longitud de las mesas y, entre bailes y cantos que amenizan la fiesta, nuestros mayores vivieron una jornada inolvidable.

Quiero dar las gracias a todas las personas que han ayudado para que esta fiesta sea posible.
En primer lugar a todas las entidades que colaboraron económicamente: a Cáritas Diocesana de Sevilla, mostrándose desde el principio cercana a nuestras necesidades y respondiendo íntegramente al coste del almuerzo.

Al Ayuntamiento, que ha hecho posible el desplazamiento con servicios adaptados para discapacitados, teniendo en cuenta que el traslado de estas personas es una parte muy importante de esta celebración.

En segundo lugar a los grupos que han amenizado el almuerzo con sus cantos y bailes: al Coro de Mayores del Palacio de Alpériz y al Grupo de baile de Conchi Rando.

Por último, agradecer a todos los amigos de la parroquia que desde el comienzo de la jornada han ayudado en los diferentes servicios, para atender a los ancianos con profundo cariño. Y, ¡cómo no!, al cocinero, Manuel, vecino del barrio que con mucho gusto preparó una parte del almuerzo.

Todo lo bueno que se haga por los demás tiene más valor si se hace en común. Por ello, una vez más, gracias a todos los que habéis ayudado a mejorar y a realizar este encuentro.
Quiero terminar esta carta recordando a nuestros queridos abuelos, a ellos les debemos la historia y mucha sabiduría escondida, porque a pesar de sus limitaciones saben dar lo mejor que tienen en su corazón.

Un abrazo del grupo de Pastoral de la Salud de la parroquia del Divino Salvador

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