Todo el barrio arropa a Pasión tras un año de espera

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    Virgen del AmparoEl sol se escapó de entre las nubes para que Pasión luciera con todo su esplendor

    La expectación era máxima entre los fieles y devotos de la Hermandad de Pasión. Todo el barrio de Las Portadas, mayores, niños y familias enteras esperaban con ansias en la puerta de la parroquia para ver salir a Nuestro Padre Jesús de la Pasión y a Nuestra Señora del Amparo, después de haberse quedado el año pasado con las ganas por culpa de la lluvia.
     

    Cristo de PasiónSaetas y aplausos
    El ánimo del barrio estaba encendido, se respiraba pasión, y nunca mejor dicho, y amor por los titulares. A cada paso, a cada levantá y cada vez que los costaleros, con su labor callada y sufrida, mecían los pasos, los aplausos no se hacían esperar; tantas eran las ganas de disfrutar este año de la estación de penitencia de Pasión.
    Una vez que el Cristo salió de la parroquia, la cruz fue montada por completo para comenzar la estación de penitencia. Las marchas Señor de Pasión y Paz lo acompañaron en el inicio de su largo camino. Pero más intenso fue el momento en que, desde el balcón de la casa frente a la parroquia, un saetero exaltó su devoción hacia el Señor de Pasión con una emocionada saeta que fue ampliamente ovacionada. Mientras salía de la parroquia, la trasera del paso se iba llenando de ramos de flores que los devotos dejaban como regalo o promesa.
    La gran cantidad de niños que acompañaba en la salida a la Virgen demuestra que a la cofradía le queda mucho futuro por delante. Ante la satisfacción de sus padres, repartían estampitas como los demás nazarenos, inconscientes del largo camino que aún les quedaba hasta el centro.
    Desde la calle, las llamas de los cirios en el interior de la parroquia anunciaban la salida de la Virgen, aplaudida de nuevo con fuerza y recibida con una emotiva saeta. Los costaleros demostraron que saben llevar un palio meciendo a la Virgen hacia atrás y hacia delante para regocijo del barrio de Las Portadas.
    Poco a poco ante la mirada atenta y feliz de la feligresía, la cofradía comenzó a tomar el camino de ida hacia el centro, dejando atrás al barrio que tanto la aclama. Este año sí ha sido posible.

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    Niños repartiendo estampitas Virgen del Amparo

     

     

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