Con tremenda indignación y rabia, sentimiento que afecta a muchas personas y que en su nombre y en el mío propio, transcribo en esta carta para concienciación de toda la ciudadanía de Dos Hermanas que diariamente soporta estoicamente los desmanes de una parte de la misma que, de forma repugnante está atentando permanentemente contra la salud de la inmensa mayoría de los habitantes de esta ciudad y, lo que es peor incluso, contra la salud de los niños.
Me refiero al inadmisible y asqueroso hecho de tener que caminar por las aceras, sorteando ingente cantidad de excrementos de perros que sus dueños, almas llenas de amor hacia todo, menos al prójimo, han propiciado impunemente que los animales los suelten en cualquier sitio, porque para eso los "pasean", para que defequen lejos de sus casas, pero sí en la puerta de los demás.
Quiero denunciar públicamente el intolerable y nauseabundo estado que presentan las zonas verdes, avenidas peatonales y, lo que considero es una auténtica desvergüenza, una falta de escrúpulos sin límites y una clara demostración de la más baja catadura moral, en la zona arenosa de los juegos infantiles del Parque El Palmarillo, todo lleno de excrementos perrunos, que los dueños de los animales, descaradamente, sin el menor pudor, alevosamente y a cualquier hora los sueltan en el recinto para que hagan sus necesidades, sin importarles lo más mínimo, la masiva asistencia al mismo de niños procedentes de los C. P. Vicente Aleixandre, el Palmarillo así como los residentes de la Huerta San Rafael, que juegan entre excrementos, siendo mi caso que, alguna vez tuve que limpiar el recinto infantil para que los niños pudiesen jugar tranquilos. Esto es realmente despreciable, impropio de personas civilizadas, más bien de desaprensivos/as sin escrúpulos y de conducta antisocial, por lo que, también reclamo la intervención de las Autoridades en la materia para que ya, de una vez por todas, con todo rigor se erradique esta lacra que nos asola. ¡YA ESTÁ BIEN!
Excluyo de esta perniciosa práctica a las personas que recogen los excrementos de sus animales, pero desgraciadamente son muy pocas las que lo hacen, dándose el caso que el Excmo. Ayuntamiento, en su loable propósito de conciliar la convivencia de personas y animales, ha colocado recipientes para que se deposite en ellos los excrementos de éstos, pero paradójicamente, alrededor de estos recipientes es donde más basura llena el suelo.
