Luci Reina y Kristo Strabaganthia vuelven a crear expectación hacia este tipo de espectáculos
Artísticamente se les conoce por el mundillo de la noche como Kristo Strabaganthia y Luci Reina, pero en la calle son dos chicos de 21 y 23 años respectivamente que han revolucionado Dos Hermanas con sus espectáculos de Drag-queen y transformismo. Una pareja, personal y artística, que unió su camino una noche en una sala de fiesta de Torremolinos, a donde Luci Reina había acudido con dos maletas para probar suerte en el mundo del espectáculo. Desde entonces son uña y carne, dos máquinas de crear espectáculos divertidos, transgresores y que no dejan indiferente a quien los ve. Una compañía artística muy poco dada en este campo debido, según comentan, “por la rivalidad y la envidia existente”.
Antes de que uno diera con el otro en octubre del año 2006, a ambos los unía en la distancia el gusanillo por este tipo de espectáculos. Luci, nazareno de nacimiento, empezó como artista bailando flamenco en una academia. Su amistad con algunos transformistas y drag le llevó a meterse de lleno en un mundo que le apasionaba y del que hizo sus primeros pinitos un día 28 de Febrero en la barriada de El Chaparral, convertido en Martirio. Como gustó tanto, comenta Luci, “me propusieron prepararme bien y comenzar a trabajar en ello”. Su siguiente prueba de fuego fue la semana cultural de su barriada, donde ya se especializó en el ámbito de la copla, cantando temas de Marta Quintero, Pastora Soler o de la mismísima Rocío Jurado, uno de sus personajes fetiches y más reclamados. Con este gusanillo, Luci decidió marcharse a hacer una prueba en Torremolinos, donde fue contratada en una sala de fiesta.
Por su parte, Kristo, algecireño de nacimiento, pero nazareno de adopción se prendó del mundo drag con tan sólo 13 años, “tras ver la película Priscilla, Reina del Desierto, disfrazándome con mis amigos para los carnavales de San Roque. Me gustó tanto la experiencia que me fui especializando, trabajando en salas de Torremolinos, Madrid, Sevilla, Málaga o Cádiz.
Si Luci es más dada al transformismo, aunque también se viste de drag, Kristo está más especializado en los números drag, “una mezcla de fantasía, seducción y transgresión”; sin olvidar sus pinitos transformistas, metiéndose en la piel de artistas de la talla de Mónica Naranjo.
Nuevo auge del transformismo y los drag
Juntos han vuelto a abrir la expectación en la ciudad por este tipo de espectáculos, después del auge vivido en Dos Hermanas hace años como repercusión por la figura de la conoicida Esmeralda de Triana. Ahora, muchos años después, vuelven a hacer de cicerones para un grupo de amigos a los que al verlos sobre un escenario se le está despertando el gusanillo artístico. Tanto Luci como Kristo, con espectáculos juntos o por separado, actúan en locales privados y entidades públicas de la ciudad, aunque ahora lo que está en auge, según comentan, “es que te contraten para amenizar las bodas”. Como proyecto más inmediato destaca la realización de un espectáculo en la sede de la A.VV. Pablo Neruda en la barriada de Entrenaranjos, el próximo sábado, día 21. Además, están tanteando el mundo de los locales para crear su propia sala de actuaciones; mientras tanto planean celebrar espectáculos las tardes de los domingo en Pablo Neruda. Como último deseo, sueñan con poder estrenar un espectáculo en el Teatro Municipal, para lo que ya han realizado gestiones sin resultados.
Los espectáculos de Luci Reina y Kristo Strabaganthia suelen durar de una a tres horas, según el tipo de evento. En el mismo, apunta, “se mezcla una primera parte más drag, con números más espectaculares, para concluir con actuaciones en playback, humor, copla, flamenco, pop, así como tendencias más tecno o dance”.
Para ello, dedican todo un día en lo que a la elección del vestuario y la preparación se refiere. Según comentan ambos, “cada espectáculo supone depilarte el cuerpo, realizarte la pedicura, así como dedicarle de una a tres horas al maquillaje, según el grado de fantasía”. Por ello también coinciden a la hora de apuntar que “no es un trabajo bien remunerado, si tienes en cuenta todo el esfuerzo que dedicas para su preparación”. Una vez que se apagan las luces y se bajan de sus plataformas, sus personajes se quedan en el camerino.
Una fortuna en ropa y accesorios
Si por algo son conocidos los drag o transformistas es por poseer un amplio y variado armario con multitud de modelos para sus espectáculos. Según Kristo y Luci, “no nos faltan trajes de fiesta, corsés, pelucas, casquetes, unos 30 pares de plataformas, entre otras muchas cosas”. Un vestuario que supone una gran inversión, si se tienen en cuenta que cada par de plataformas cuesta unos 900 euros, 100 para las pelucas, 120 en tela y otros 100 para la mano de obra. En cada show suelen llevar encima una media de 2.000 o 3.000 euros. Para amortizarlo, combinan y reciclan todo tipo de modelos en todas sus actuaciones.
