Por encima del gasto y de la cuenta,
del uso y de los fines mejorables,
de querencias más o menos reprobables
o el precio de la oferta en la reventa; más claro que la lucha que sustenta
la pugna opositora, que entre sables,
nos filtra cierto tufo irresponsable
y olvida todo cuanto representa.
A todo, lo supera enrarecido
el ruido del sufrido monedero
que evoca un panorama conocido:
y ocurre, que aún a siglos de Quevedo,
demuestra un presupuesto, el desmedido
marchamo del poder de Don dinero.