M.L., esa figura que parecía caminar sin rumbo, ha adquirido rostro y un rumbo claro y determinado. M. L., la figura clara sobre fondo negro, ha dado paso a Manolo Lay, un candidato nuevo, con ideas frescas y, sobre todo, con un fondo limpio, nítido y transparente.
Con una campaña innovadora, basada más en la participación de los ciudadanos que en el canje de votos por falsas promesas, Manolo Lay dirige sus pasos hacia una meta clara: la alcaldía de Dos Hermanas.
Hay quien pueda pensar que decir esto no es más que una simple utopía, el sueño de quienes estamos cansados de “más de lo mismo”. A esos, a quienes piensan así, sólo hay que recordarles una cosa: las grandes transformaciones sociales, políticas, educativas y culturales siempre vinieron precedidas y vistas como utopías inalcanzables. Tan sólo hubo que atreverse a dar el paso, a abandonar la falsa comodidad de que te lo den todo hecho. A eso y a atreverse pensar por uno mismo. A decidirse.
Y a eso es, precisamente, a lo que Manolo Lay se compromete: a impulsar y potenciar el pensamiento y la imaginación individual y colectiva, la participación de tod@s l@s que formamos parte de esta Dos Hermanas, para que entre tod@s resolvamos sus problemas, para que seamos tod@s quienes diseñemos la Dos Hermanas que tendremos.
Y aquí es donde radica la gran diferencia, la seña de identidad de Manolo Lay con respecto a otros candidatos.
Una alcaldía asentada en la realidad, en la que l@s vecin@s demandan, sin sueños para la eternidad, con los pies en el suelo y alejada de los pedestales.
Una alcaldía nueva, transparente y abierta, una alcaldía donde tú eres el que decide y a ti a quien se escucha.
Manolo Lay, ¿por qué no? Me hace ilusión.
