Snus: el tabaco sueco

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    ¿Cómo sobrevivir a estar en un sitio público en el que está prohibido fumar ? La mejor solución es dejar de una vez por todas de meterse el cigarillo en la boca. Pero si esto se ha convertido en misión imposible, hay una alternativa que es el típico tabaco sueco llamado ‘Snus’. Así es como parecen pensar en el Norte. Pero el ‘Snus’ no ha salido al mercado como consecuencia de la implantación de la ley antitabaco en junio del 2005, prohibiendo fumar en restaurantes, bares, discotecas y otros lugares públicos. Aunque es un hecho que las ventas de ‘Snus’ han subido desde entonces. 

    El ‘Snus’ tiene sus orígenes en tiempos de Catalina de Medici, reina de Francia. Buscaba su alteza una cura para sus dolores de cabeza y le recomendaron utilizar tabaco, pero triturado en polvo y aspirarlo por la nariz. Este uso se convirtió en una moda en la alta sociedad francesa, difundiéndose por toda Europa, incluido Suecia. Con Napoleón el ‘Snus’ entró en desuso y se remplazó por la costumbre de fumar cigarros. Pero no ocurrió así en Suecia, donde en vez de esnifar el tabaco se lo colocaban debajo del labio superior. Esta modalidad se popularizó rapidamente hasta nuestros días, siendo casi patrimonio nacional, pero totalmente desconocido fuera de las fronteras nórdicas.

    El ‘Snus’ es tabaco húmedo, embalado y compacto que se puede comprar en pequeñas cajas, con versiones femeninas y hasta con aromas. Se coloca entre el labio superior y la encía durante varios minutos o más tiempo.
    Después de entender cómo funciona el ‘Snus’ comprendo también por qué su consumo ha aumentado desde que hay que obedecer a la ley antitabaco. Los nicotinómanos no tienen que inhalar el producto, con lo cual no hay humos que molesten y se puede fumar pasivamente.

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    Como ex-fumadora lo he probado por curiosidad, pero me parece un hábito repugnante. Sin embargo, para los suecos es algo normal y no se cortan ni un pelo a la hora de enseñarme la dentadura, la encía y lo que haga falta para meterse un ‘Snus’ en la boca, lo que a mí me deja pasmada.

    En fin, cada uno con su adicción: los cubanos con su puro, los holandeses con su porro, lo suecos con su ‘Snus’ y los que se quieran quitar, con sus parches o chicles.

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