Leo y releo la carta aparecida el 12 de abril de este año, remitida por el Sr. Fernández Jiménez [vease la fe de error publicada en esta página], nazareno-penitente para más señas, y no salgo de mi asombro. Se queja de la pérdida de respeto hacia la Semana Santa y lo ejemplifica con lo molestos que pueden llegar a ser los niños y los padres de los niños, empeñados en que los nazarenos les den algo; caramelo, estampita o cera.
Él lo explica como que está haciendo un acto de fe pero es algo extraño puesto que la fe es algo personal y privado. Un acto de fe es la concentración de una creencia en un sentimiento, y eso nazareno-penitente, es incompatible con la muestra pública de la fe. Lo de estación de penitencia tiene también su aquél. Estación, en el contexto religioso, es cada una de las pausas que se producen en la procesión. Penitencia puede significar muchas cosas pero entre ellas se hace referencia al acto de mortificación interior o exterior. Lo que las Hermandades hacen por la calles de las ciudades se denomina PROCESIÓN y es intrínsecamente un acto PÚBLICO. Por ello creo que es improcedente que este señor se queje de que los niños (por Dios, dónde quedó aquello del “dejad que los niños se acerquen a mí”) sean molestos para él.
Si tan molesto le resulta lo tiene muy fácil. Quédese en casa, viva su fe sin hacer demostración pública de ella, cumpla su penitencia como mortificación interior y verá cómo ningún niño le pide nada. Si los niños no pudieran acercarse al nazareno, si se les prohibiera que molestasen, ustedes dejarían de ser el centro de atención de nada. Pasarían al ostracismo del que se han quejado en alguna ocasión.
Los que padecemos las cofradías también somos MOLESTADOS por personas que deciden tomar la calle para hacer proselitismo de sus creencias de manera más que evidente. No se queje de que los niños le molestan porque más molesta la música que acompaña a sus procesiones a quienes no gustan de ella o los cortes de calles y la imposibilidad de transitar libremente por ellas, impidiendo así ejercer un derecho que tenemos TODOS los habitantes de este país.
