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Película 'No confíes en nadie'

NO CONFIES EN NADIE

Christine es una mujer de cuarenta y tantos que, por un accidente sufrido a los veinticinco, es incapaz de retener los recuerdos más de un día y despierta cada mañana creyendo seguir soltera, con veinte años menos y con todas las decisiones importantes de su vida aún por tomar.

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{xtypo_code}Reino Unido-Francia-Suecia, 2014, (92′)
Título original: Before I go to sleep.
Escrita y dirigida:  Rowan Joffe, basado en la novela de S.J. Watson.
Producción:  Liza Marshall, Mark Gill, Matt O’Toole.
Fotografía:  Ben Davis. .
Música: Edward Shearmur.
Montaje: Melanie Ann Oliver.
Intérpretes: Nicole Kidman (Christine), Colin Firth (Ben), Mark Strong (Dr. Nasch), Anne-Marie Duff (Claire), Adam Levy (Ben), Dean-Charles Chapman (Adam).{/xtypo_code}

¿A que suena a ya visto? Lo cierto es que planteado así, esta No confíes en nadie (una vez más, el título español desvela más de lo que debería, alejándose del original Antes de irme a dormir) recuerda mucho a 50 primeras citas, aquella comedia simpática que enfrentaba a Adam Sandler y Drew Barrymore y en la que a ella le pasaba exactamente lo mismo. La diferencia es que aquí, el hijo de Roland Joffé (el de La misión), basándose en la novela de S.J. Watson se adentra en el oscuro terreno del thriller, y juega con la ocultación, con las mentiras o las medias verdades.

La historia se sustenta en un triángulo: la propia Christine (la base, es a través de sus ojos como descubrimos lo que pasa, vivimos sus temores y sus sospechas); Ben, su marido, que cada mañana tiene que luchar para convencerla de que tienen una vida y una historia en común, de que no es ningún extraño; y un doctor que cada mañana, siempre después de que Ben se marche, la llama para recordarle que en su armario guarda (esconde) una cámara en la que ella misma está grabando una especie de diario que le ayuda en este autodescubrimiento cotidiano. Los dos personajes masculinos no entran en contacto entre sí, lo que hace que el ‘enfrentamiento’ de verdades que cada uno presenta lleve a Christine a una continua duda, a una sospecha permanente. Y nosotros con ella.

Como idea no está mal. El problema es que en la mayoría de situaciones los intérpretes (a pesar de que son tres estrellas que han demostrado solvencia en numerosas ocasiones) parecen más bien deambular por la escena, sin saber muy bien qué deben hacer. A ello tenemos que añadir que a medida que la trama se enreda y, sobre todo, cuando empieza a desenmarañarse, comienzan a aparecer huecos en la historia, agujeros enormes que la llenan de una inconsistencia y una carencia de la lógica más elemental.

Al final (forzadísimo, por cierto) hay que creer o desistir. Si no, nos perdemos por el mismo sumidero por el que se ha ido la película.

 

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